Ésta es una de las posibles conclusiones que se pueden sacar
de mi experiencia en estos tratamientos previos de mi lesión. Otra es que uno
puede recabar distintas opiniones, pero después tiene que decidirse por una
opción, y ser consecuente con su decisión.
Resumiendo el intervalo que ha transcurrido entre mi lesión
y el día de hoy, podemos decir que el día 19 de diciembre me lesiono en un
partido de fútbol, que no reduzco mi actividad física (sobre todo correr) como
debiera, que veo que no mejoro, a mediados de enero voy al traumatólogo, me
manda una resonancia y me da el diagnóstico de pubalgia.
¿Qué es la pubalgia? Viene muy bien explicado en Wikipedia
(no podría ser de otra forma: https://es.wikipedia.org/wiki/Pubalgia)
y en mi caso afecta al aductor de la pierna izquierda, con afectación ósea en
el punto donde se inserta el músculo en el hueso. Es una lesión muy típica de
deportistas, y más concretamente de futbolistas (estaba claro, dichoso
fútbol…).
Ya me han advertido muchas veces que si compaginas deportes
de fuerza velocidad con deportes de resistencia sufres el riesgo de lesionarte.
Los movimientos constantes y repetitivos que estoy acostumbrado a entrenar
(nadando, pedaleando o corriendo) no se parecen en nada el “latigazo” de un
chute al balón. Y más si no has calentado y estirado bien antes…
Pero bueno, dejemos de lamentarnos, ya está uno lesionado, y
sólo espera que la recuperación sea rápida. Y entonces viene la noticia: me
dice el traumatólogo que me olvide de hacer el triatlón de Sevilla (un olímpico
sin drafting que hay el 2 de abril, primero de la temporada peninsular) y que
al Ironman de Klagenfurt llego (es a finales de junio) pero que no tendré
tiempo de prepararlo con condiciones (esto es obvio, estamos a menos de 5 meses
y no puedo correr ni salir con la bici). Me deja hacer bici estática (ni
siquiera rodillo) y natación (no a braza, por el movimiento de las piernas). Y
pesas en el gimnasio, claro.
Mi fisio de confianza y amigo Ángel me está tratando la
lesión desde el principio, y cuando conoce el diagnóstico me pide paciencia
pero no es tan pesimista como el traumatólogo.
Un amiguete del club me dice entonces que vaya a ver a su
fisio, muy prestigioso y acostumbrado a tratar con futbolistas, y por lo tanto
con mucha experiencia en pubalgias. Voy a verle (se lo digo a Ángel, que no
piense que le soy infiel) y salgo de allí con un diagnóstico que para nada
esperaba: tengo maloclusión (ya tenemos el palabro del día; maloclusión: mal
alineamiento de los dientes, es decir, que los dientes de arriba no
encajan a la perfección con los dientes de abajo), y esto según me dice afecta
al equilibrio, hace que inconscientemente fuerce la mordida, esto hace que
incline levemente el cuerpo hacia adelante, esto a su vez provoca que fuerce
ciertos músculos de la zona del pubis, y esto me hace proclive a este tipo de
lesiones. Me dice que hay que tratarla y curarla, y que después vaya al
dentista…
Lo cierto es que el tipo me preguntó si había tenido ciertos
problemas relacionados con esto, y salvo dolores de cabeza, el resto de cosas
sí que las había sufrido, lo que me hizo pensar que la boca efectivamente podía
ser el origen de mis males. Además, bicheando por Internet me encuentro esto: http://madriddental.es/la-odontologia-deportiva-cobra-importancia/
Ojo dentro de este artículo a esta noticia:
Dada
es la importancia que está cobrando la odontología deportiva que una mala salud
dental, impidió el traspaso millonario de un futbolista. El Milán se echó atrás
en su acuerdo por quince millones de euros con el Oporto por el fichaje Aly
Ciossokho, tras someterlo a la revisión médica previa a la firma y descubrir
una malformación dental, un problema de maloclusión, donde los dientes del maxilar superior e inferior no
encajan como debieran al cerrar la boca, lo que podría acarrearle problemas
físicos más graves que afectarían directamente a su rendimiento. Los
especialistas consideran que esto puede acarrear en el jugador consecuencias de naturaleza
ósea y muscular sobre la columna vertebral y pubalgia fruto de
una mala postura corporal.
![]() |
Diferentes tipos de maloclusión |
Total, que comparto esta información con mi gente cercana,
pero recibo diferentes inputs que me dan que pensar:
· Un porcentaje muy alto de la población tiene maloclusión.
· El cerebro humano se acostumbra, el mío lleva 41 años sobreviviendo con una maloclusión, y tratar ahora de “forzar” un cambio en mi “core” puede ser perjudicial.
· Llevar tratamiento paralelo con dos fisios (Ángel, el de confianza, y el nuevo que me ha detectado la maloclusión) no tiene ningún sentido.
· Soy muy viejo para llevar brackets (bueno, ahora hay unos que van por dentro, que no se notan).
· ¡Melón, deja ya de jugar al fútbol!
· Y una cosa muy importante, las abdominales. Tener el core fuerte previene este tipo de dolencias. Y esto es algo a lo que nunca he prestado especial importancia.
Conclusión: conozco a mi fisio y sobre todo él me conoce a
mí, me he lesionado porque he jugado al fútbol y porque la acumulación de años
haciéndolo me convierte en proclive a este tipo de lesiones, no existen
remedios mágicos, lo que necesito es paciencia y tratarme la lesión como
merece, con unas manos expertas que llevan años haciendo esto, y la pubalgia no
es algo que se descubriera ayer.
La frase no soluciona nada pero es un pensamiento que todos
hemos tenido alguna vez: “¿Quién decide cuando los médicos no están de acuerdo?”
(Alexander Pope, poeta inglés del siglo XVIII).
No hay comentarios:
Publicar un comentario