martes, 14 de julio de 2015

Triatlón Full (IronMan) de Vitoria. Por fin...

Por fin llegó el día, queda lejano aquél 26 de octubre en el que, tras un parón recomendado de 15 días, salí a correr por Tres Cantos pensando ya en el IronMan de Vitoria del 12 de julio de 2015. A los 6 km tuve que llamar a Elena para que fuera a buscarme, porque la rodilla no me aguantaba (después deduje que tras 15 días sin hacer nada había perdido la musculatura del cuádriceps y por eso la rodilla sufrió más de lo debido). Atrás queda el día, allá por marzo, en que durmiendo se me salió el hombro y me hizo dudar sobre si podría seguir adelante. Atrás quedan 422 sesiones de entrenamiento, muchísimos madrugones para nadar o correr antes de entrar a trabajar, muchísimas comidas rápidas para dedicar el tiempo de comer a entrenar, muchísimos fines de semana desapareciendo de casa a primera hora y llegando casi a la hora de comer tras más de 100 km de bicicleta, alguna discusión en casa (aunque no me puedo quejar ni mucho menos en este aspecto) y muchas, muchas horas para estar con uno mismo. Pensaba que esto se me iba a hacer duro pero creo que no me ha venido mal porque estas horas corriendo, nadando o pedaleando en soledad sirven tanto para tratar de desconectar como para darle vueltas al coco, según te interese.

También es cierto que muchas de estas horas las he echado en el gimnasio de casa, donde he aprovechado para engullir alguna serie como "Dexter" o "Ray Donovan" (recomiendo ambas), y alguna más "fácil de ver" como "Cómo Conocí a Vuestra Madre" (bah, regular, demasiado absurda) o "Dos Hombres y Medio" (buenísima).

Llega el viernes y nos vamos a Vitoria Elena, Carlos, Pablo y yo. Se vienen Dani (que es quien ha provocado que yo me apunte a un IronMan año y pico después de empezar a hacer triatlón) con Ruth, Silvia e Iker (a estos 4 los veremos ya el sábado) que son unas clásicos entre nuestros "groupies" (groupie: en el sentido estricto de la palabra, es una persona que busca intimidad emocional y sexual con un músico famoso. Nota del autor: en este caso, no es aplicable el sentido estricto de la palabra), pero es que además nos acompañan mi hermana Roncesvalles con mi cuñado Juan (lo cual me ha hecho muchísima ilusión pero es que además me han sido de infinita utilidad, para empezar el viernes me recogieron el dorsal porque yo no llegaba a tiempo) y el sábado se incorporaron nuestros amigos Sylvia y Luis. ¡Qué alegría, cuántos fans!

El viernes fuimos a cenar a un japo, y el sábado por la mañana quedé con Luis Herrero (que también andaba por allí con la familia porque hacía el Half) y un par de amigos suyos a rodar 50 minutos con la bici. Después desayuné con la familia y nos fuimos al pantano de Landa, donde los niños hacían un acuatlón. Y esto de verdad que es un recuerdo que tendré siempre, fue tan gracioso verles competir (cada uno en su edad y su distancia, pero básicamente tenían que correr, después nadar, y después correr de nuevo, con sus correspondientes transiciones para quitarse las cosas de correr y ponerse las de nadar, y viceversa). Primero participó Pablo y luego Carlos, ambos lo hicieron muy bien, y si en algo pueden mejorar es en las transiciones…

Con mis dos finishers

Nos fuimos a comer al Club de Golf Larrabea (éramos 17 contando a los niños) y de allí a la T1 a dejar la primera bolsa y la bicicleta, a la T2 a dejar las cosas de correr, y entre paseo y paseo se nos hizo la hora de cenar (un clásico en las vísperas de los triatlones: un italiano). A la cama tempranito que al día siguiente salía a las 5:30 el autobús de los participantes (a las 6:40 el de acompañantes).

Previendo que iba a dormir mal, me tomé, además del Lexatil recetado hace ya varios meses, dos pastillas de melatonina en vez de una (tomo una a diario), más una lámina de melatonina con menta (más suave pero de efecto más inmediato). Me desperté a las 2 y me tomé otra lámina. En el autobús iba zombi…

Otra cosa que me hizo mucha ilusión es que Elena y los niños llegaron a la salida (y eso a pesar de un incidente con el despertador, otro con las gafas de Pablo…).

Antes de la salida

Vamos entonces a comentar la prueba. Se da la salida a la natación con un poco de retraso, pasadas las 8:30. Como la previsión indicaba que no iba a salir el sol hasta entrada la tarde, decidí salir con gafas no polarizadas e incluso cambié a última hora las de la bici (que son las mismas que uso para correr) para usar unas con cristales transparentes.

Como en la salida del Half vi que desde que sonó la bocina hasta que los últimos consiguieron llegar al agua pasaron 2-3 minutos, y eran 1.000 como nosotros, en el último momento cambié de estrategia y decidí que, en lugar de salir el último para evitar mi angustia en el agua, me iba a intentar situar por la mitad. Craso error. Para empezar, cuando estaba colocado me di cuenta de que tendría 200 tipos por delante, y unos 800 por detrás, así que de la mitad nada. Suena la bocina, avanzo, me tiro al agua, y empieza uno de los peores momentos de mi vida, de verdad. Recibo golpes de todos lados, no puedo sacar los brazos para nadar sin golpear yo a otros, trato de frenar y me pasan por encima, trato de acelerar y no me dejan los de alante... Comienzo a hiperventilar y el corazón se me pone a mil. Trato de salirme hacia la derecha para acercarme a los jueces que iban en piragua pero imposible desplazarse lateralmente. Cada vez que miraba para atrás veía una marabunta de gorros rojos y brazos acercándose hacia mí, y recibía varios golpes. Pensaba que quería retirarme, pero había dos factores que me lo impedían: uno era físico, y es que me era imposible acercarme a los jueces, trataba de chillar pero ni eso podía hacer; y el otro era mental, y es que no podía hacer eso con la cantidad de gente que había pendiente de mí, los que me fueron a ver a Vitoria y los muchos que me mandaron ánimos las horas antes (muchos de los cuales yo ni sabía que estaban al corriente de "mis peripecias"), por no hablar de lo que es mandar al traste 9 meses de entrenamiento cuando no llevaba ni 5 minutos de competición.

Esto es empezando la segunda vuelta

Cuando por fin pasan estos minutos iniciales, y con toda la angustia, la hiperventilación y las pulsaciones a mil, pero ya sin 800 nadadores queriendo pasarme por encima, me acuerdo de lo que me dijo mi cuñado Juan, de coña, cuando el día anterior le comentaba lo que me preocupaba pasarlo mal en el agua. "Te haces el muerto un rato y verás cómo se te pasa", me dijo. Pues lo hice, me puse boca arriba, no moví ni un músculo, esperé unos 20 segundos y vi que podía seguir. Y lo cierto es que el resto de la prueba, hasta completar los más de 4.200 metros que me salieron (traté de ir evitando el camino más corto para no volver a sufrir los mismos avatares) los hice a la perfección, sin dejar ni un segundo de bracear, a un ritmo decente y sin angustiarme. Por poner una pega, el sol salió nada más empezar a nadar, eché en falta mis gafas polarizadas pero pensé que más echaría en falta las gafas de sol en la bici, si es que no se nublaba; que no se nubló, y digo yo, que he estudiado meteorología por temas náuticos, dicen que la previsión meteorológica con más de 72 horas de antelación es poco fiable, pero yo es que la comprobé una hora antes de la salida...). Terminé la natación en 1 hora y 16 minutos, a un ritmo de 1:48 cada 100 metros, lo cual para mí es bastante aceptable. Quería haber bajado de 1:15, así que teniendo en cuenta que nadé más de 400 metros extra y el tiempo que perdí al principio, el resultado fue más que correcto.

Voy a la T1, escucho los ánimos de mi gente, voy a buscar mi bolsa, me quito el neopreno, me siento en el suelo, me seco los pies como puedo porque se me olvidó dejar una toallita en esta bolsa, me pongo manguitos, guantes, calcetines y zapatos, el casco y las gafas con cristales transparentes. Voy corriendo a por la bici, justo antes de comenzar el circuito vuelvo a ver a mi familia animando, me subo a la bici y empiezo a pedalear. He tardado menos de 6 minutos en esta transición (me decían que tardaría 10, me propuse tardar menos de 7).

En la T1, yendo a por la bici

El segmento ciclista constaba de dos vueltas de 70 km y una de 40 km. Decían que el circuito no era llano pero sí rápido. Todo verdad. Constantes sube-baja pero en los que daba la sensación de que lo que se ganaba bajando compensaba lo que se perdía subiendo. El sol se mantuvo durante todo el día (como atestiguan las marcas en mi espalda) y durante la primera vuelta apenas sopló el viento, lo que me permitió completarla con una media de entre 34 y 35 km/h. Después se levantó el viento y la media inevitablemente bajó, para quedarse tras los 180 km en 32,5 km/h.

El circuito tenía tramos muy bonitos y cuando se pasaba por pueblos la gente animaba mucho. En el primer avituallamiento de cada vuelta estaba Javier Osés de voluntario con su mujer, y además de darme bebida, me daban muchísimos ánimos. Me llamó la atención una pancarta gigante en Larrea: "Vuestro hobby, nuestra ruina". He mirado en Internet pero no he encontrado información, me gustaría saber por qué en Larrea están en contra de este triatlón, entiendo que sus motivos tendrán.

Al completar el segmento de bicicleta (lo hice en 5 horas y 34 minutos) te recoge la bici un voluntario en la T2.1, y se va uno corriendo unos 100 metros a la T2.2 donde están las bolsas (en este intervalo, veo a mi familia, me paro a darle un beso a Elena que se lo merece, ha puesto sus pegas en el pasado pero este día está volcada, y los niños igual), dejo el casco, me quito los manguitos (que llevaba ya varias horas remangados, pero que me vinieron muy bien los primeros km de la bici), me pongo las zapatillas de correr y la visera y salgo de la carpa, encontrándome de nuevo a mi familia. Les digo que la próxima vez que me los cruce me den las gafas correr de sol (ya pregunté antes si esto estaba permitido).

A punto de soltar la bici

Sé que ahora empieza lo duro, y trato de mentalizarme de que hay que ir kilómetro a kilómetro. El primer km bajo de 5 minutos y me increpo a mí mismo ("no fuerces, afloja que queda mucho") pero no me debo infundir mucha autoridad a mí mismo porque los dos siguientes también bajo de 5. Me propongo no volver a hacerlo salvo en el último km si me quedan fuerzas.

Me extraña no haber visto a Dani, daba por sentado que habría salido del agua bastante antes que yo, pensaba que si había hecho la bici que pretendía podría mantenerse delante de mí, pero pasados unos km de carrera a pie debería haberle visto o saber de él. Al final resultó que tuvo problemas en el agua y salió por detrás, por eso no le alcancé en la bici, y encima en el km 12 del maratón se tuvo que retirar por problemas en el estómago, el principal motivo de abandono en los IronMan… ¡Ánimo, Dani, que tú ya has hecho 2… y los que te quedan!

Al final de la primera vuelta (eran 4 vueltas de 10,5 km) paso por donde mi familia y amigos (que están degustando unos pintxos en el gran Sagartoki) y Carlos se pone a correr a mi lado para darme las gafas de sol y quedarse con las que llevo. Poco después adelanto al gran Rafa Morán, que se ha marcado una bicicleta de época. Y al comenzar la segunda vuelta se me pone al lado un muy buen tipo, un chaval de 25 años de Guadalajara, Luis Sangregorio "Sangre", que me dice que si al ritmo que llevamos (algo por debajo de 5:30) vamos bien hasta el final, y le digo que por mí sí, y empezamos a recorrer km juntos.

Haciendo el cambio de gafas

Mantenemos muy bien los ritmos (salvo por la parada en el km 22 para echar una meadita) y esperaba el famoso muro de los 30 (o de los 25, que es cuando muchos dicen que llega en el caso de los maratones en los IronMan). Como me insistió Andreu, en cada avituallamiento pillaba agua, me echaba parte por encima y me bebía otro tanto. El estómago me molestaba por lo que minimicé el consumo de geles. E hice una de mis típicas cagadas ("globeradas", como dice Dani). Y mira que Andreu me insistió en que "no pruebes nada el día de la prueba, que no hayas visto ya antes cómo te va", pero es que con el calor que hacía, la sed que tenía… y una amable voluntaria en un avituallamiento me ofrece una Coca Cola. Se me antojó, qué rica, una Coca Cola fresquita. Pues no me cayó bien al estómago, no. Pero bueno, nada grave, por suerte.

Completando la segunda vuelta me encuentro animando como locas a dos compis del club, Yolanda (que ha participado en el Half, y con mucho éxito, por cierto) y Nieves, que había ido a Vitoria de acompañante. ¡Qué ilusión me hizo!

Comentando la jugada con "Sangre"

Justo al final de esta vuelta Elena se pone a correr conmigo, falda remangada, para contarme lo que le ha pasado al pobre Dani. Como ella misma decía, parecía una gitana pidiéndome algo…

Dame aaaarrrrrgo

Y ya justo antes de pasar por meta por segunda vez (la de cosas que pasaron en estos minutos) me adelanta la bici que acompaña al primer clasificado, pero como además esa zona es muy estrecha y "ratonera", la bici me tuvo que pasar con bastante antelación, por lo que pasó al menos un minuto entre que me pasó la bici y me pasó el líder (porque además reconozco que yo aceleré). Era la zona más concurrida del circuito y mucha gente pensó que el líder era yo, ya he vivido mi minuto de gloria...

"Sangre" se quedó al rato porque tuvo que parar a que le echaran réflex, me lo crucé un par de veces y nos dimos ánimos, pero no le vi en la meta, me hubiera gustado darle un abrazo, estuvimos casi 2 horas corriendo juntos y charlando a ratitos.

Por las calles de Vitoria

El ritmo bajó inevitablemente pero no percibí ningún descenso exagerado del rendimiento (ni muro de los 30, ni de los 25…) pero sí que cada vez que costaba más mover las piernas. De pulsaciones iba bien (todo el rato a unas 133), de cabeza también, pero las piernas cada vez costaba más moverlas. Al terminar la tercera vuelta grité a mi familia: "hago la vuelta que me queda en una hora y lo consigo" (lo que quería conseguir era bajar de 11 horas; ya dije que si todo salía perfecto podría acercarme a las 10:30, pero eso significaba que no hubiera hecho viento en la bici ni tanto calor en la carrera a pie, por no hablar del tiempo perdido en el agua). Daba gusto pasar por al lado de Elena, Carlos, Pablo, Roncesvalles, Juan, Sylvia, Luis, Silvia, Iker, Naia, Luismi, Ruth y al final el propio Dani, ¡cómo se volcaban dando ánimos!

La última vuelta se me hizo muy larga, pero cada vez que pasaba por un sitio me decía: "la última vez que paso por aquí", y eso me daba ánimos. Había un avituallamiento en el km 9 (es decir, siendo la última vuelta era el km 41) en el que al agacharme para mojar la visera en la piscina de agua (había varias por todo el recorrido, de esas infantiles) me mareé. Nunca me he desmayado por el esfuerzo e intuía que estaba lejos de que me sucediera, pero precisamente como nunca me había pasado no sé si es algo repentino, o se ve venir… El caso es que me asusté moderadamente ante la posibilidad de que me pasara algo a un kilómtero de meta. Pero debió ser el típico mareo de cuando uno se agacha demasiado rápido, porque en cuanto empecé a correr de nuevo se me pasó.

Conseguí completar la maratón en 3 horas 48 minutos, y sobre todo sin haber dejado de correr ni un instante (propósito que tenía desde el principio; sí andaba unos segundos mientras bebía agua porque si no me la echaba toda encima y me entraba peor) y a una media de 5:35 el km, bastante decente.

Cuando entraba en meta estaba muy contento, llevaba muchos meses esperando ese momento, y no tenía pensado nada de cómo entrar o celebrarlo, lo que me salió fue quitarme las gafas y la visera y saludar sonriendo. Oí a mi familia pero no los vi. Estaba prohibido que los familiares entraran en meta con los participantes (de hecho creo que es una prohibición de la Federación), así que los niños no pudieron acompañarme.


Entrando en meta, en un tiempo de 10 horas y 48 minutos

Al pasar por meta me dieron mi medalla y mi polo de finisher, me fui al avituallamiento y me bebí de un trago una lata de Coca Cola (ahora sí), agua, fruta… y me fui a que me dieran un masaje. Mano de Santo, oiga. Aunque cada vez que me trataban de pegar el talón a la nuca veía las estrellas. Estando en el masaje vinieron Elena y los niños con mi hermana y mi cuñado, y, tras hacernos las fotos pertinentes, los varones nos fuimos a por las bolsas y la bicicleta. Tengo que decir que la organización, espectacular. Se siente uno como un profesional compitiendo en la élite. Y la actitud, atención y simpatía de los centenares de voluntarios, insuperable.

Con la familia al rato de entrar en meta
Tiempo final: 10 horas 48 minutos, puesto 217 de la general (había 1.000 inscritos en la distancia Full) y 42 de mi grupo de edad (había unos 250). Quedar en el top 25% en una prueba de este tipo me parece un éxito, estoy contento.

Ya me han preguntado varios si es más o menos duro de lo que pensaba. Y mi respuesta es sencilla: es muy, muy, muy duro... justo como pensaba.

Han pasado dos días y apenas me duele nada. Sólo la espalda, por lo poco acertado de la previsión meteorológica...

Ojo a la línea roja de la parte que quedó al aire en la bici

Hay mucha gente a la que tengo que dedicar mi más sinceros agradecimientos, y como siempre uno se arriesga a dejarse a gente fuera. Por supuesto y en primer lugar a Elena, que es quien me ha sufrido. He tratado de minimizar el impacto en la familia, pero no siempre ha sido posible. Elena, te prometo que si en 2016 me dejas hacer Lanzarote, en 2017 nos hacemos El Rocío entero. Y por extensión a Carlos y Pablo, que han visto mermadas horas de fútbol y otros juegos con su padre (aunque por otra parte he tratado de compensar). El resto de mi familia también ha visto reducido el por otra parte gozoso tiempo de mi compañía, a ellos también tengo que extender mi agradecimiento, especialmente para Roncesvalles y Juan que encima se han venido a Vitoria. También a mi pobre madre, que a pesar de que nunca lo ha visto claro me ha apoyado siempre. A los que se han preocupado porque mi cuerpo aguante sobre todo a Ángel, de ALG Fisio, José María Villalón y Johnny Corroto, compañero de club y médico-triatleta, que son los mejores. Por supuesto a Andreu Alfonso, que me ha preparado y aconsejado para llegar aquí, a pesar de que dice que soy muy "demanding" (y lo que te queda, Andreu…). A todos los compañeros del club Fitness Sports Triatlón, me gustaría nombrarlos a todos pero es imposible, así que menciono a los dos con quienes más horas de entrenamiento he compartido: Luis Vega (que lleva tiempo sin ir pero volverá) y Rak, que me ha dado ánimos hasta el final y me ha acompañado en varias clases de spinning, abd, series de running… También a Hugo, que ha compartido muchas horas de entrenamiento y consejos conmigo. A Luis de nuevo por acompañarme a Vitoria con Sylvia y las niñas, y animar tanto. A Silvia e Iker que además de acompañar y animar, nos ayudan con los niños y juegan con ellos. También han animado mucho en Vitoria Naia y Luismi. Por supuesto a Dani, que es "culpable" de que yo haya hecho Vitoria este año; de no ser por él, no sé si habría llegado a hacer esta distancia, pero en cualquier caso con toda probabilidad no en 2015. A Fran, con quien empecé a practicar triatlón por probar una experiencia nueva hacer 2 veranos. Y a todos los que me han mandado mensajes de ánimo, me han preguntado, me han felicitado... Me siento afortunado por rodearme de la gente de la que me rodeo.

Voy a poner una frase típica de IronMan, me permito el tópico: "el dolor es temporal, pero el orgullo es para siempre".

7 comentarios:

  1. Que completa la descripción. Que ilusión transmites!. Eres un tío valiente y con una gran fuerza de voluntad. Tu constancia es un ejemplo.

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  2. Que completa la descripción. Que ilusión transmites!. Eres un tío valiente y con una gran fuerza de voluntad. Tu constancia es un ejemplo.

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  3. Que completa la descripción. Que ilusión transmites!. Eres un tío valiente y con una gran fuerza de voluntad. Tu constancia es un ejemplo.

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  4. Que completa la descripción. Que ilusión transmites!. Eres un tío valiente y con una gran fuerza de voluntad. Tu constancia es un ejemplo.

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  5. Qué buena crónica y qué buen fin de semana!!! Me encantó estar allí contigo. Fue súper emocionante. Se me cae la baba con mis hermanos, qué le voy a hacer... no puedo remediarlo...

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