Así era el camino hacia El Almogable.
Fuimos juntos en mi coche Dani, Iván y yo. A las 7:45 quedamos en caso, salimos con puntualidad británica y poco antes de las 10:30 estábamos aparcados en la zona de al lado de los boxes. Al rato llegó Rob, y ya juntos recogimos los dorsales y preparamos todo para la prueba, incluido algún paseo pro los alrededores para dar rienda suelta a los esfínteres en plena naturaleza, cual atleta montaraz (montaraz: que anda o está hecho a andar por los montes o se ha criado en ellos). La zona de transición era una única línea en la "carretera", con muy poco espacio por cada lado para pasar, y encima con la necesidad de darle una vuelta entera en cada transición para compensar distancias entre los que tienen la bici el principio y los que la tienen al final (se trata de que todos hagamos exactamente los mismos metros, tanto con la bici como sin ella, en cada transición).
Me vino a saludar Francesc, del Fitness Sports Triatlón (a quien agradezco las fotos durante la prueba, y por supuesto los ánimos), y luego me encontré con otros dos compañeros: Ana (que ganó en féminas) y Raúl (que quedó unos cuantos puestos por delante de mí).
La zona de transición.
Probé la bici durante 1 minuto de reloj para ver que todo estaba bien (no pillaba la cabra desde el duatlón del Jarama el 1 de febrero, es decir, 2 meses antes; ni siquiera para ver si los pedales encajaban, el cambio iba, las ruedas no estaban pinchadas...), y luego trotamos 5-6 minutos, y nos situamos en la línea de salida. Desde el principio vimos que los no muchos participantes dela prueba (algo más de 200) tenían un nivel promedio muy superior al de la mayoría de pruebas (eso se ve tanto en los atletas como en las bicis), por lo que pensamos que costaría hacer un puesto decente, y que era más fácil quedar de la mitad para atrás que de la mitad para alante.
En la carrera me lo tomé con más calma de lo previsto, iba con la idea de hacer poco más de 4 minutos por km (4:05-4:10) pero al ver el perfil (con más desnivel del que creía), el terreno (abrupto, con muchos badenes, hoyos, charcos...), la altitud (más de 1.000 metros) y la distancia (eran más cerca de 13 que de los 12 km que pensábamos) vi que era mejor ir a un ritmo algo inferior. Sin embargo, me encontré mejor de lo que pensaba y empecé a marcar buenos parciales (4:05, 3:54, 3:48, 4:01, 4:03...), que fui suavizando para terminar con una media (según GPS) de 4:04 (oficial: 4:15). Empecé detrás de Iván, como a los 2 km me pegué a él, a eso de los 4 le adelanté y al final terminé unos segundos (calculo que unos 20) por delante suya. Yo no iba mal, pero él tiene más nivel, en circunstancias normales no habría terminado por delante suya, y de cualquier forma no me cabía duda de que me adelantaría pronto en la bici.
La carrera a pie era por caminos irregulares.
La transición la hago razonablemente bien, salgo con la bici y veo que al principio me comienzan a adelantar rivales; me sorprende perder puestos con tanta rapidez (me adelantaron como 5 en los primeros metros) pero asumo que en la bici me puede pasar. Me mantengo ahí, me pasa alguno más, paso yo a alguno, y al poco rato (a la mitad de la primera de las 3 vueltas de poco más de 20 km) me alcanza y me pasa Iván. Pero veo que no se me va, lo mantengo a unos 20-30 metros, y de hecho de vez en cuando me acerco a él e incluso me pongo casi a su nivel, me vuelvo a retrasar unos metros... Unos km después me veo bien y, sorprendido, le adelanto. Y al poco veo que lo dejo atrás (pasaron dos cosas: Iván no tenía su mejor día y yo iba muy fino con la bici; de hecho hice mucho mejor puesto en esta disciplina que en la carrera a pie).
Encantado con la Canyon que me regalaron por mi 40 cumpleaños.
Entrenando estas semanas, en una sesión doble de spinning me comenzó a molestar la rodilla izquierda, en el mismo punto que siempre. La semana de la prueba me infiltré, y esperaba no sufrir molestias, pero comenzando la tercera y última vuelta noté un intenso pinchazo, y el dolor volvía cada ve que metía un desarrollo exigente. Esto no me hace perder mucho tiempo porque simplemente trato de llevar desarrollos suaves y no ponerme de pie, pero sobre todo me preocupa cómo me responda la rodilla en el segundo tramo a pie y en el futuro inmediato, que ahora empieza la temporada de verdad...
Segunda transición, soy consciente de que con la bici he mejorado posiciones, me encuentro bien de fuerzas, pero al dejar la bici y empezar a correr las piernas me pesan, y mucho. Pienso en lo que debe ser afrontar la maratón de un Ironman (cierto es que la primera parte a pie de un duatlón, sobre todo de esta distancia, desgasta más que la natación de un triatlón), y descubro que mis rivales están más o menos como yo. Creo que me sobrepasa más o menos el mismo número de gente a la que yo sobrepaso. Termino la primera vuelta de poco más de 3 km sin dolores, pero al empezar la última vuelta empiezo a sentir molestias, que se convierten en dolores soportables y al final en una inevitable cojera que sí me hace perder tiempo, aunque gracias a Dios sólo me afectó seriamente los últimos 500 metros.
Al final, buena clasificación: el 15 de mi categoría y el 42 de la general, y mucho mejor en la bici (35º) que en la carrera (71º el primer tramo, 62º el último):
Mi clasificación en la prueba.
En resumen una prueba divertida, que creo que encaja bien con mis cualidades (ha sido mi primer duatlón de larga distancia) en un sitio muy bonito (como cualquier sitio en el que toda la prueba discurre por un circuito en medio del campo), un resultado mucho mejor del que podría esperar (y eso que por diferentes motivos no puede prepararme, alimentarme ni descansar bien los días anteriores) pero preocupado por la rodilla, que llevaba meses sin dar guerra. Escribo esto una semana después y no he podido volver a entrenar (sólo puedo nadar) en espera de inminentes pruebas médicas (y esto a dos semanas del half de Elche - Arelanes). Veremos a ver...
Con Iván y Dani tras la carrera.
La frase del post: Si conoces al enemigo y te
conoces a ti mismo, no necesitas temer el resultado de cien batallas. Si te
conoces a ti mismo pero no a tu enemigo, por cada victoria te espera una
derrota.
Sun Tzu.
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