Pongámonos en antecedentes: sábado 6 de septiembre de 2014, triatlón X-Mountain en la Casa de Campo de Madrid. Cuando voy a meter la bici en boxes, veo que está pinchada. El juez que controlaba la entrada de material me dice que hay un stand de Shimano y Macario donde hacen reparaciones de última hora, y para allá que llevo mi bici. Se portan muy bien conmigo, me cogen la bici, la miran, e inmediatamente cambian la cámara. Ni siquiera me cobran nada. Un buen detalle de estas dos empresas patrocinadoras (Shimano y Macario) que al menos merece ser comentado.
Sin embargo, durante la reparación, al quitar la varilla metálica que une la rueda a la horquilla del cuadro (ni siquiera sé cómo se llama esa pieza), el mecánico me dice que me tienen hecha no sé qué chapuza y que sobra una pieza (realmente creo que nadie le ha metido mano a esa bici, por lo que de tener una chapuza vendría "de serie", pero bueno...).
El caso es que por si acaso cojo la pieza en cuestión (una especie de arandela gruesa y semi-cónica) y la guardo en la bolsita de herramientas.
Bien, llevo la bici a boxes y me dirijo al lago a ver si puedo nadar 3 minutos antes de que llegue la salida, pero ya no se puede, entre unas cosas y otras se me ha hecho tarde. Así que me quedo a esperar mi salida. Ahí me encuentro a Expo, del Club La Sagra de Illescas, con el que charlo un ratillo mientras esperamos.
Permitidme hacer un paréntesis, porque me parece digno de mención que antes de todo esto estuve viendo la salida de la prueba "open" (que era básicamente medio sprint), y me gustó mucho ver que había un gran de número de atletas inexpertos que se notaba que probaban esto del triatlón por primera vez. Se notaba porque muchos iban en bañador "de playa", se tiraban de pie (incluso alguno tapándose la nariz), nadaban a braza... Dicho esto de forma 100% positiva, me parece perfecto que la gente se atreva, y que los organizadores de las pruebas lo promuevan. Todo el mundo tiene derecho a divertirse con esto, y yo de hecho debuté el año pasado en esta misma prueba y hasta discutí con un juez porque quería ir con mi amigo, que ir solo me daba agobio...
Bien, retomamos la historia, yo iba con gorrito azul, salía en la cuarta tanda de cinco, cada una cada minuto y medio. Llega mi turno, suena la bocina y a nadar.
Todos al agua.
El agua del lago bien, calentita, a bordear las boyas naranjas y para fuera. Quizás el minuto y medio de distancia entre grupos era un poco escaso, visto que cuando yo salí (y no lo hice excesivamente bien, 14 minutos) había gente con gorritos de todos los colores, y lo malo que tiene cuando alcanzas a alguien que va claramente más lento (los primeros salieron cuatro minutos y medio antes que yo) es que sin darte cuenta los arrollas.
Pues nada, salgo del agua, ahí está la familia animando, pillo la bici y empiezo la ruta, la misma que el año pasado, por la Casa de Campo. Muy bonita, técnica, peligrosa en varios tramos y no muy rápida.
Pues bien, a eso del km 7 (eran 2 vueltas de algo menos de 10 km cada una), bajando una de las cuestas más peligrosas, veo que la rueda delantera (la pinchada que me cambiaron) se ha desencajado un poco, no aprecio bien qué le pasa pero aprieto un poco el freno, veo que no puedo parar (en ese tramo no se podía ni adelantar), pienso que lo más lógico es esperar a llegar abajo de la cuesta (unos 30 metros más adelante) para poder echarme un lado y ver qué pasa, y entonces, sin darme tiempo a pensar nada, veo que la rueda directamente se sale de la horquilla y se va hacia la izquierda
Entonces, medio segundo eterno, permítaseme el oxímoron (oxímoron: combinación en una misma estructura sintáctica de dos palabras o expresiones de significado opuesto, que originan un nuevo sentido), veo que me voy a dar un buen costalazo y además no puedo hacer nada, la horquilla se clava en el suelo y salgo despedido hacia delante, caigo de hombro, me cae la bici encima y veo que me he hecho daño, aunque de inmediato soy consciente de que no me he roto nada. Los corredores que venían detrás de mí me esquivan preguntando por mi estado, pero les digo que estoy bien y que sigan.
Me viene a la memoria de inmediato la pieza que "sobraba" de mi bici. Monto la rueda de nuevo, me aseguro de apretarla bien, y trato de continuar. Veo que algo no ha quedado del todo bien porque la rueda roza con la bici, pero bueno, así hará falta un poco más de esfuerzo, aquí hemos venido a hacer deporte, ¿no? Nada más retomar la marcha uno de esos bajadores kamikazes me pasa saliéndose de la trazada lógica y se mete una galleta del quince, y casi se me lleva por delante. Le pregunto si está bien y me dice que sí, mientras se levanta rápidamente para continuar pedaleando.
Aquí llevo el hombro ya jorobado.
Completo la primera vuelta, de nuevo la familia animando, y ataco la segunda vuelta con mucha más precaución. A todos los que adelanto subiendo, les veo pasarme bajando (yo iba tirando de freno constantemente, si se me vuelve a salir la rueda que no me pille rodando muy rápido). Si a esto unimos que ya todos llevan ruedas de 29 pulgadas (yo me mantengo en las 26), iba en clara desventaja y me daba por satisfecho con lo que iba consiguiendo (claramente muy por delante de la mitad de los corredores), completando el tramo de bicicleta en algo menos de una hora.
Termino la bici y echo a correr. En el avituallamiento nada más salir de la transición pido agua y me la echo en la herida. Me veo muy bien, hago de media poco más de 4 minutos, completando el último kilómetro en 3:45, y con la sensación de que podía haber corrido algo más.
Llegando a meta.
Total, que llego a meta haciendo una marca de en torno a hora y media, no para tirar cohetes, pero decente, más aún después de la aventura de la bici.
Al terminar me paso por los servicios médicos y cuando les cuento me dicen que bastante suerte he tenido, que una caída de este tipo suele acabar con peores consecuencias...
Así quedó el hombro.
Otra aventura más, la verdad es que no ha sido grave pero duele y molesta mucho, pero vamos, que de ésta salgo...
Y, aunque no venga a cuento, aprovecho para enseñar mi nueva cabra, por fin ha llegado. Cómo cambian las cosas (ver entrada "Material", de febrero de 2013 en este mismo blog).
Mi Canyon Speedmax CF
Y tampoco viene a cuento, epro en el programa Correr no es de Cobardes del lunes 8 de septiembre entrevistamos a Ricardo Abad, que va a hacerse 50 ironmanes en 50 días seguidos... sin palabras... (http://www.gestionaradio.com/programas/correr-no-es-de-cobardes-con-jose-maria-azcarate/#).
La frase del post: Caerse está permitido, levantarse es obligatorio (proverbio ruso).
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