En un número reciente de la revista Capital, cuya lectura
recomiendo (de este artículo en particular, pero también de la revista)
hablaban del dinero que mueve el running en España:
Es una obviedad que el deporte popular (no sólo el running,
también el triatlón y derivados) están en auge, yo me aficioné hará unos 5 años
y sólo en este período de tiempo salta a la vista el incremento de
practicantes, no sólo en carreras populares, sino también cualquier día y a
cualquier hora corriendo por cualquier lugar medio transitable…
Pero claro, el verdadero impacto económico que tienen estas
aficiones no está en las inscripciones en las pruebas populares, sino en la
ingente cantidad de material que necesita uno si quiere prepararse medianamente
en serio. Me ha parecido interesante, a pesar de que ya hace un par de post escribí sobre el material necesario, hacer un pequeño inventario de los “chismes”
de los que he tenido que hacer acopio desde que me he aficionado al triatlón. Como se dice en mi tierra, "tengo más tonterías que el ropero de un indio".
Voy a ir por orden cronológico, al menos en lo que respecta
a mi transición del running al triatlón.
Primero empiezo corriendo. Me basta con unas buenas
zapatillas (he probado varias marcas: Nike, New Balance, Saucony, K-Swiss…), un
par de pantalones cortos, un par de pantalones largos (para invierno)… vaya, la
lista va a ser más larga de lo que esperaba: camisetas de manga corta (un par
de ellas, después con las que dan en las carreras se puede pasar), camisetas de
manga larga, calcetines especiales, un corta-vientos, una braga para el cuello,
guantes, gafas, accesorio para el iPhone, auriculares, pulsómetro…
Uno también hace bici desde siempre, bici de montaña, por lo
que pasa al duatlón en modalidad cross. Hay que tener una bici, culotes cortos,
culotes largos, camisetas de ciclismo, chaqueta, casco, accesorios para la bici
(herramientas, cámaras, bidones…), pedales automáticos, zapatillas, guantes…
Básicamente, para pasarme al duatlón me bastó con comprar un porta-dorsales y
poco más.
Pero decido seguir, me falta la piscina para pasarme al
triatlón, antes de fliparme me voy un día a nadar para asegurarme de que floto,
y me planto en una piscina pública con mi bañador tipo surf (vamos, con los que
se va a la playa) y me hago unos largos. Decido que sí, que p'alante, y entonces
lo primero es comprarse un bañador con los que uno no parezca que lo que lleva
en la bolsa es una tortilla y va a pasar el día a la playa (con el tiempo me he
tenido que comprar varios más), y para paliar el tedio psicológico que me
suponía nadar al principio, también me pillo un MP3 acuático. Y claro, un
gorrito y unas gafas de natación. Y entonces me pillo un entrenador que me
aporte un mínimo de técnica y lo primero que hace es mandarme al Decathlón:
pullboy, aletas, palas y tabla, y más adelante tubo.
Ya que voy a tomármelo en serio, me pillo un relojito guapo
de triatlón: un Garmin Forerunner 910XT (con el que estoy encantado).
Empiezo haciendo triatlones tipo cross, lo primero que recomiendan
es unas zapatillas de running específicas para campo. Bien, vale. Esto la
verdad es que no me lo he comprado, pero para la próxima lo haré. Me hago con
un mono de triatleta (de una pieza) y con todo esto me basta para completar mis
primeras pruebas.
Siguiente paso: triatlones de carretera (olímpicos y larga
distancia). Para empezar a por la bici de carretera. También zapatillas y casco
específicos, y aeromanillar. Y de nuevo todos los accesorios (herramientas,
bidones, bomba, cámaras…). Si quieres entrenar con ella a cubierto, necesitas un
rodillo y una rueda extra. Y, por supuesto, para el agua, un neopreno. Y un
portachips. Y una visera. Y un dos piezas para pruebas largas (más cómodos a la
hora de “evacuar”).
No quiero ni calcular la pecunia (pecunia: moneda o dinero)
que llevo ya soltada, mejor no hacerlo. Porque además ahora falta lo que cuesta
cada prueba. En el pueblo de uno no hay pruebas de éstas cada fin de semana (de
hecho, en sitios a los que uno pueda ir y volver en el día, puede haber 1 ó 2
al año), por lo que al precio de la inscripción hay que sumar desplazamientos y
alojamientos. Y llevarse a la familia que uno no es un bohemio.
Total, que esto del deporte popular, no sé si lo habrá
inventado El Corte Inglés (como el día de los enamorados y estas cosas), o lo
está impulsando Montoro para reactivar la economía, pero desde luego que dinero
mueve. Luego dicen que el golf es caro; uno tiene el gusto también de practicar
de este deporte, y por unos pocos cientos de Euros se pilla uno una bolsa de
palos y unos zapatos, y va tirando.
La frase para cerrar el post no quería que fuera demasiado
materialista, pero ya que hablamos de parné tengo que poner algo acorde, y me
viene a la cabeza un clásico: “Poderoso Caballero es Don Dinero” (Francisco de
Quevedo).
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