sábado, 1 de febrero de 2014

Cómo he llegado hasta aquí.

Mi padre siempre me decía: "hijo, si te dedicaras sólo a un deporte, serías una estrella". Estoy a punto de hacer 40 y he practicado (y en muchos casos sigo practicando), con más o menos éxito, disciplinas deportivas de todo tipo: fútbol, baloncesto, balonmano, tenis, pádel, esquí, vela, wakeboard, golf... hasta he hecho curling. Si tengo que decantarme por el que más me divierte practicar, no tengo dudas: el fútbol. Si tengo que decir cuál es el que más me ha enganchado, tampoco vacilo: el triatlón.

Para llegar al punto donde estoy ahora, y que luego detallaré, he seguido una evolución más o menos lógica: running - duatlón - triatlón. De pequeño hacía atletismo, nunca destaqué en exceso pero me defendía (de forma similar a mi relación general con el deporte, también dentro del atletismo lo practiqué casi todo: velocidad, medio fondo, saltos, lanzamientos...) pero en mitad de mi adolescencia lo dejé, y no volví a correr que no fuera detrás de una balón hasta hará cosa de 5 años, cuando un primo me convenció para apuntarme a una carrera popular: la Carrera de la Ciencia (10 km).

Salí un par de días a correr, me enfundé unas zapatillas de deporte (unos "tenis" de toda la vida), y me marqué 10.000 metros por primera vez en mi vida. Hice 47 minutos y pico, pero ya fui a esa carrera con clara mentalidad de "finisher": no tenía nada claro antes de la salida que fuera a ser capaz de completar el recorrido.

Me gustó. Me gustó mucho. La sensación al llegar a meta fue inefable (voy a provechar este blog para hacer un pequeño homenaje a la lengua castellana, empleando cada vez al menos una palabra de uso no extendido; inefable: que no se puede explicar con palabras), e inmediatamente busqué cuándo repetir. La siguiente carrera bajé de 45 minutos y durante 3 años traté de correr al menos una carrera cada mes. Llegue a rondar los 40 minutos (de hecho bajé de ellos pero tengo que reconocer que fue la carrera que va del Bernabéu al Calderón -Aúpa Atleti-, es decir, gran parte cuesta abajo) y ahí me mantengo (tengo pendiente el reto de hacer "treintaypico" en una carrera sin pendiente, pero como explicaré a continuación ahora mis retos son otros).

Hace un par de años me apunté a una carrera en bici en Las Rozas (siempre he montado en mountain-bike, pero jamás hasta entonces en una prueba popular) y la semana siguiente me estrené en un duatlón (de la serie ducross, http://www.ducrosseries.es/). También me gustó. Sensación similar a la que sentí al cruzar la línea de meta en mi primer diezmil.

Circuito MTB Mountain Bike, Las Rozas

Duatlón en algún sitio de Madrid que no recuerdo


Corrí varios duatlones durante los siguientes meses (5 ó 6) y en la primavera pasada (de 2013) otro amigo (Fran) me dice que "qué pasa con los triatlones". Yo siempre he sabido nadar (es decir, no me ahogo) pero jamás de los jamases había nadado "en plan serio". La natación no es uno de los deportes que yo hubiera puesto en la lista con la que comenzaba este post. De hecho, confieso que me daba (y me sigue dando) una extraña angustia, esa sensación de estar en un medio al que no pertenezco...

Eso sí, soy de ésos que no da la espalda a un "no hay coj..." (valga como ejemplo que tras una frase como ésta me subí a la torre Stratosphere, en Las Vegas, para montarme en una montaña rusa que te dejaba con los pies colgando a más de 300 metros del suelo; y tengo muuuucho vértigo), así que me apunté a una piscina y empecé a hacer largos, sin ningún estilo pero para al menos aguantar 750 metros nadando (me estrené, obviamente, en la modalidad sprint). Fran y yo hicimos dos simulacros de triatlón antes del estreno (supongo que quien nos viera se extrañaría: 750 metros en piscina pública, salir corriendo por la puerta, sacar las bicis del coche, echar a rodar, hacer también en el coche la transición al running, y terminar en el propio coche), y nos "desvirgamos" en la Casa de Campo antes del verano de 2013. Confieso que me transmitía cierta tranquilidad saber que en la Casa de Campo se da pie en el lago en la mayoría del recorrido (yo al menos lo daba, mido 1,82), así me fue más fácil paliar mis temores y, a pesar de que salí del agua en las últimas posiciones, fui capaz de terminar más o menos en la mitad de la tabla. Y esto es un éxito; para un finisher, un rotundo éxito.

Y ahora vamos a pensar a lo grande, como iré contando los retos se van sucediendo, lo bueno que tiene este deporte es que compites contra ti mismo, sólo tienes que demostrarte algo a ti mismo y tú mismo te marcas los objetivos.

Tengo muchas cosas que contar, para no juntar temas doy por cerrado este post y empiezo el siguiente...

La frase: "Puedo aceptar un fallo. Cualquiera puede fallar. Pero no puedo aceptar el no intentarlo" (Michael Jordan).

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